Adoro los animales, y particularmente me encantan los perros. Pero vamos a decir la verdad, es imposible que nunca te hayan hecho pasar un mal momento si pasaste cerca de algún perro suelto en la vía pública mientras ibas con tu auto, moto o bici, ya que algunos pareciera que tienen un fanatismo por perseguir vehículos y ladrar, muchas veces hasta poniéndose en el camino y, en el peor de los casos, atacar a mordiscos.
Si bien no todos los perros tienen este comportamiento, el riesgo a la seguridad que genera hace que el asunto deba tomarse con seriedad.
¿Por qué los perros persiguen a los vehículos?
Ya sabemos que los perros son animales territoriales. Es por eso que instintivamente tengan la necesidad de proteger el lugar donde viven, y si alguien intenta invadir su espacio de manera impetuosa, su reacción natural es atacar. Esto es lo que hacen los vehículos que manejamos, aunque nuestra intención nunca sea la de perturbar la paz del canino.
Para empeorar las cosas, el hecho de que el vehículo acelere o siga su ruta es entendido por el animal como un refuerzo positivo, como si realmente estuviera huyendo. Esto hace que el perro repita el proceso y que hasta el resto de la jauría se sume, porque entienden que el esfuerzo que están poniendo en ladrar y perseguir el auto está dando sus frutos.
Obviamente los perros tienen un límite en su valentía, ya que muchas veces la actitud depende del tamaño del vehículo. Por eso con las motos o las bicicletas podemos ver reacciones más agresivas, ya que se envalentonan más.
La “manía” de perseguir cosas varía dentro de la especie, y según expertos esto se debe a que ciertas razas tienen un instinto de pastoreo más predominante, por lo que buscan condicionar el movimiento de los objetos a determinados lugares, algo que supo aprovechar el hombre con los perros moviendo ganado y manteniéndolo unido.
¿Qué se hace frente a este comportamiento?
Cuando están en persecución, los ruidos fuertes, como bocinas, sonidos de escape de las motocicletas e incluso los gritos de las personas, pueden exacerbar la ira del perro en vez de asustarlo.
Como podrás adivinar, buena parte de la responsabilidad para que esto no ocurra recae en los propietarios del perro. Los mismos no deben dejar que el animal haga de este comportamiento un hábito, por eso es importante tratar de calmarlo y demostrarle que el auto no le hará nada, pero sin confrontar al perro con insultos, golpes o gritos para que el "regaño" no se convierta en una mala experiencia.
El trabajo de la persona responsable del animal será comenzar a asociar el estímulo del paso del vehículo con un estado de bienestar y placer. Esto puede hacerse haciéndole olfatear algo rico o dándole un estímulo positivo como un premio o una caricia al momento de que un vehículo se acerque y con el tiempo, la conducta de ladrar o buscar perseguir autos se irá modificando.
Hay personas que adiestran animales específicamente para que dejen de perseguir vehículos, pero es un proceso que puede llevar mucho tiempo si los perros se acostumbran a ese tipo de comportamiento. Sin embargo es una cuestión que vale la pena, ya que esta mala costumbre no sólo puede provocar accidentes o heridas a las personas que manejan los vehículos, sino también pueden terminar con animales atropellados y muertos en la persecución.
Cómo hacer para que tu perro deje de perseguir vehículos